sábado, 24 de marzo de 2012

La foto plástica.

Las hago, no queda más remedio, pero cada vez me gustan menos las fotos de gente que sabe que están saliendo en la foto. El que sabe que va a salir en la foto, no es el, está desprovisto de su caracter puro y único que ha sustituido por una burda imitación de esa actitud que el fotógrafo quiere que adopte para su retrato.
Si posas, se nota en las rendijas de la mirada. Sabes lo que hay, no es verdad, lo parece pero no lo es, la mirada falsa no engaña a la capacidad humana de aprehender los sentimientos en un vistazo.
Luego llega el camuflaje, la mirada no es tragable, hay que maquillar y llega la parafernalia. Los fotógrafos construyen un universo ajustado e irreal para que sirvan de sinergia a algo que adolece de realidad para que me la crea, y no puedo.
"Ceci n'est pas une pipe", Magritte lo sabía y lo dejo claro.
Sabemos que vamos a morir, pero no saber exactamente cuando nos hace estar vivos, al fotografiar sucede algo parecido, sabemos que vamos a ser fotografiados, pero no saber exactamente cuando, nos hace ser nosotros.
Lo siento por todos esos colegas que inundan el mundo con fotos llenas de imitaciones de crudeza, imitaciones de sensualidad, imitaciones de ternura, imitaciones varias, me puedo dejar enajenar, pero no quiero, no me lo creo.

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