El libro pretende ser uno más de los libros que en los años setenta aparecieron para intentar crear una sintaxis formal, en la cual se aclaren los problemas surgidos de las relaciones entre los elementos básicos de la comunicación visual, basandose en los intentos de racionalización de la expresión del arte visual que llevaron a cabo ideólogos de la Bauhaus como Moholo Nagy o Kandinsky, o pensadores de la filosofía Gestalt como Rudolf Arnheim o Werthemeier.
En el primer capítulo aborda el tema de la importancia de la percepción visual y su preeminencia sobre otros medios de comunicación hablados o escritos. Para la autora es por medio de la vista por donde los seres humanos percibimos más y mejor el entorno que nos rodea y por tanto, no nos haríamos una idea del mundo si no fuera por el sentido de la vista.
Tal y como la experiencia visual es fundamental para aprehender el entorno humano, la dicotomía planteada tradicionalmente entre lo útil y lo bello, entre las artes aplicadas y las bellas artes se presenta como la primera barrera a salvar para una apreciación colectiva de todas las artes visuales, ya que, para la autora, no existe una marcada diferencia entre la sintaxis, la organización visual de los elementos, para una pintura, un grafismo o un diseño industrial. En estas afirmaciones de los miembros de la Bauhaus y anteriormente de los Prerrafaelitas, se basa la autora para afirmar que “el arte es uno” (como proclamaba el británico ideólogo del Prerrafaelismo, John Ruskin).
Es para Dondis la fotografía el arte que viene a confirmar estas teorias. Para ella la cámara fotográfica ha venido a acabar con la exclusividad que para el arte tenían aquellos que dominaban una técnica debida a una capacidad innata (como si a dibujar no se aprendiera o para fotografiar no fuese necesario dominar una técnica). Una vez que la autora ha dejado claro la necesidad de una alfabetización visual de creadores y receptores de mensajes visuales, comienza a desentrañar algunas de las características de los mensajes visuales.
La primera característica del mensaje visual es su relación con el significante, esta está basada en la experiencia del sujeto. La interpretación que hacemos ante un estímulo visual está basada fundamentalemnete en nuestra experiencia, amén de predisposiciones innatas a nuestra condición de seres humanos. Para Dondis, es la experiencia directa la que gobierna el nivel representacional de la inteligencia visual.
Elementos como la composición o el color son las piezas básicas de una sintaxis visual que comienza exponiendo a partir de elementos básicos (líneas y puntos), que crean en el observador sensaciones tales como el equilibrio, la tensión, el aguzamiento, la nivelación, etc.
El equilibrio está íntimamente relacionado con la posición del motivo respecto a los ejes horizontal y sentido o vertical. La expresión y la interpretación visual del proceso de estabilización y equilibrio es una constante inconsciente en el acto de crear y de ver. Este acto de proyectar los ejes sobre lo que vemos es más sencillo en formas regulares y más complicado en sujetos irregulares donde la posición y la distribución de los pesos tienen que guardar una relación pertinente.
La tensión aparece al romperse la armonía de esa relación inmanente entre sujeto y ejes visuales. Para la autora, la ausencia de tensión está relacionada con los conceptos de descanso y cesación, mientras que la presencia de una cierta tensión en la disposición de los elementos respecto a los ejes es homologable a la aparición de fuerza y dinamismo. Aunque Dondis atribuye más poder de atracción a los constructos basados en la tensión, arguye que no es mejor o peor aplicar tensión a la elaboración de entes visuales.
Nivelación y aguzamiento se derivan de este fenómeno de la tensión y la colocación de lementos de forma artera fuera del estado de equilibrio crea una cierta ambiguedad visual que transgrede la ley Gestalt de la simplicidad perceptiva y genera en el observador un estado de inquietud. El aguzamiento puede magnificarse por la preferencia del ojo a favorecer la zona inferior izquierda de cualquier campo visual. Así las decisiones composicionales a la hora de distribuir en ejes verticales y horizontales (arriba y abajo e izquierda y derecha), están sojuzgadas no sólo por las leyes de la tensión, sino por la presencia de determinados puntos de interés en la imagen fuera de los equilibrios básicos de ejes axiales y horizontales, como es el caso del cuadrante inferior izquierdo, que si bien presenta un aguzamiento respecto al centro nivelado, no genera tanta tensión como el cuadrante superior derecho. Este hecho, conjetural para la autora, lo da por cierto y coactivo composicionalmente.
La ley de Prägnanz de la teoría Gestalt denomina “buenas” a quellas organizaciones psicológicas en las que predominan la simetría, la regularidad y la simpleza. Es decir que la distribución de peso, tamaño y posición de los elementos en una composición será tanto más “buena” cuanto más regular sea respecto al eje axial que marca la bilateralidad.
La ley de agrupamiento constituye otro principio Gestalt de gran valor basado en la fuerza de atracción en las relaciones visuales. La existencia en una composición de varios centros de interés tiene distintos efectos según sea la distribución relativa de esos puntos dentro del encuadre. Hay construcciones compositivas en las que la tensión entre los puntos genera dispersión y en otras el efecto es sinérgico, generalmente cuanto más juntos están los centros de atracción, más fuerza toman, individualmente y en conjunto.
Este efecto de la ley de agrupamiento hace que diagramas sencillos formados por puntos, se relacionen entre si y generen en el observador la sensación de objetos complicados, ya que irracionalmente, en un diagrama de este tipo, el cerebro incorpora los elementos que faltan para aprehender una determinada imagen que inicialmente no estaba representada (similar a los dibujos de las constelaciones en el firmamento).
En ocasiones la imagen representada puede tener varios significantes, es el caso de algunas figuras negativo-positivo, que vistas de una forma rápida representan una figura y al prestar atención representan otra. Aunque la autora no hace referencia a ello, este tipo de ilusiones ópticas están basadas en el principio psico-físico y matemático conocido como la navaja de Ockham, principio de economía o lex parsimonia, que viene a decir que “la explicación más simple y suficiente es la más probable, mas no necesariamente la verdadera” (principio este atribuido a Fray Guillermo de Ockham sobre el año 1330 y que luego harían suyos pensadores actuales como John Locke, Thomas Hobbes, Carl Sagan o Humberto Ecco). En estos casos, como explica Dondis, existiendo una solución sencilla hay una segunda representación perfectamente visual, pero “escondida” para burlar la percepción.
La creación de mensajes visuales basados en una sintaxis requiere de la existencia de unos elementos básicos, un alfabeto visual, que nos permita “escribir” las imágenes de acuerdo con nuestra sintaxis visual. Elementos como el punto, la línea, el contorno, la dirección, el tono, el color, la textura, la escala y la dimensión, son los elementos básicos para Dondis en la creación de constructos visuales.
El punto es la unidad más sencilla, irreductible en su expresividad visual. Cuando vemos una gota, una estrella en el cielo o cuando hacemos una marca sobre un objeto para tomar una referencia, estamos empleando el punto como elemento visual. Cualquier punto, sea natural o creado por el hombre tiene un notable atractivo visual. Artistas como George P. Seurat aplicaron sin saberlo el principio de McLuhan en el que la participación y el compromiso visual que se dan en el acto de ver, forman parte del significado; y lo aplicaron al punto como elemento constructivo y como elemento del lenguaje visual. Para McLuhan y en cierta forma para Seurat, “el medio es el mensaje”
La línea, el contorno y la dirección vienen a ser un agrupamiento de puntos de forma tal que generan sensación de direccionalidad y división, atribuciones estas de elementos como la línea.
La línea es dinámica en su determinación y puede adoptar infinidad de formas. Mimética en la naturaleza, rara vez aparece como tal en ella, mismamente es el borde de una rama seca, o el cambio de tono en el horizonte de un paisaje. La línea es el elemento primordial para crear yuxtaposición entre los componentes que forman parte de una imagen.
El contorno viene determinado por la linea, el contorno crea la yuxtaposición entre el interior y el exterior, delimita lo contenido y es el continente cuando toma el protagonismo. Existen tres contornos fundamentales, a saber: el cuadrado al que se asocia con la torpeza, la honestidad y el esmero; el triángulo es la acción, el conflicto y la tensión; y el círculo que representa la calidez, la protección y el infinito.
Todos los contornos básicos son preceptivamente fundamentales y cualesquiera que sean las formas de un contorno, reunen características mixtas de los tres contornos básicos.
La dirección horizontal – vertical, como ya se comentó, representa la referencia primaria del ser humano respecto a su bienestar. Por contraposición la dirección diagonal es inestable y tiene un marcado caracter amenazador y subversivo. Las direcciones curvas hacen más referencia a conceptos tales como el calor, la repetición o el encajonamiento.
Vemos gracias a la existencia de la luz, pero la presencia de luz es relativa, no es uniforme y es la que crea que los objetos no los veamos como un todo plano, sino que presenten variaciones tonales, que generan bordes yuxtapuestos, líneas y contornos que nos ayudan a percibir las figuras gracias a la luz.
El tono no es absoluto, percibimos algo claro porque está próximo a algo oscuro y viceversa, podría decirse que el tono lo percibimos por comparación. De forma ordinaria se han establecido por la Bauhaus y otras escuelas trece grados de tono entre el blanco y el negro. Aunque Dondis no lo menciona por ser su libro anterior en el tiempo, el fotógrafo estadounidense Ansel Adams, desarrolló un sistema de zonas basado en diez tonos de gris entre el blanco y el negro, que sigue siendo el más usado en el medio fotográfico.
El tono se emplea como artificio para reproducir en un sistema bidimensional como el dibujo, la pintura o la fotografía, sensaciones que tienen que ver con el mundo tridimensional como distancia, masa, volumen... El tono es tan importante que visualmente aceptamos como representación de la realidad una visión monocromática de la misma (fotografía en blanco y negro por ejemplo).
El color es una de las experiencias visuales más intensas y penetrantes que percibimos y está cargado de valiosísima información. Es por tanto una herramienta fundamental para los comunicadores visuales.
Hay muchas teorias del color. El color, tanto de la luz como del pigmento, se comporta de manera única, pero el conocimiento del color en la comunicación visual va poco más allá de la recogida de observaciones de nuestras reacciones ante el. La estructuración más sencilla del sistema de colores está basado en la rueda cromática, el matiz, su saturación y su brillo. Dondis realmente no profundiza mucho en el color, se queda en un repaso superficial de las teorías cromáticas de Goethe y Ostwald.
La textura es un elemento visual que se emplea con profusión como “doble de cine” de las cualidades aportadas por el sentido del tacto. La textura está relacionada con la composición de una sustancia a través de diminutas variaciones en su superficie y su reflejo de alguna forma en el artificio visual de la imagen aporta otra cualidad más del referente que sólo podemos apreciar tocándolo. La textura visual ayuda al individuo a reconocer la textura tactil ya que el tacto es un sentido bastante deprimido en los seres humanos.
La escala y el tamaño están definidos por la capacidad de los objetos de modificarse los unos a los otros. Grande y pequeño no son términos absolutos y se deben a la simple comparación. El tamaño es relativo. Un objeto tiene un tamaño dependiendo de la escala en la que se encuentre con el cuadro de la figura o con otros objetos que formen parte de la composición.
Existen algunas fórmulas proporcionales sobre las que basar una escala, desde las proporciones exactas “en cabezas” de las esculturas clásicas a la sección aúrea o a otras distribuciones basadas en la sucesión de Fibonacci (a esta última no hace mención Dondis).
La realidad es la experiencia visual por excelencia, básica y predominante. Desde la realidad al símbolo pasando por la maqueta tridimensional, la fotografía y el dibujo, conseguimos ir eliminando capas a fin de vislumbrar al final del proceso la estructura simple que para nuestro entender es el referente, penetramos en la anatomía del lenguaje visual.
El proceso de abstracción puede o no guardar relación estructural con la simbolización, especialmente cuando el símbolo es debido a una atribución arbitraria. Los múltiples niveles de expresión visual, entre los que figuran la representacionalidad, el símbolismo y la abstracción ofrecen al creador multiplicidad de opciones en lo referente al estilo y los medios aplicables a la resolución y creación de construcciones visuales.
Aunque pueda parecer que una formulación visual abstracta es mucho más profunda que la representacional, en tanto en cuanto la abstracta contiene los elementos básicos y la representacional está sólo decorada con elementos superficiales, cualquiera de ellas, incluso la más representacional e hiperrealista convive en su sustento con una estructura de elementos simples que constituyen su propia abstracción.
El proceso de creación de un mensaje visual consta de una serie de pasos que van desde los primeros bocetos hasta la elección y decisiones finales. La clave de la creación de estos mensajes es que el receptor del mismo debe hacer el camino inverso, ir desde lo más elaborado a los trazos más simples, si lo que creador y receptor perciben en este estadío básico es similar, la transmisión del mensaje habrá sido correcta.
En comunicación visual no podemos desarticular la relación entre contenido y forma como ocurre en otras artes como la literatura o la música. En nuestro caso volvemos ha retomar la frase de McLuhan “el medio es el mensaje”. La forma cambia sutilmente de un medio a otro, del diseño de un cartel a un periódico. Un mensaje se construye siempre con el fin de comunicar, dirigir, instigar... y esto exige de una habilidad. La composición es el medio interpretativo destinado a controlar la reinterpretación del mensaje por su receptor.
Aspectos más relacionados con el diseño gráfico y las técnicas de comunicación visual son expuestas en los capítulos seis y siete, en estos la autora ejemplifica de forma práctica los conceptos de equilibrio, tensión, simetría, regularidad, fragmentación, exageración, predictibilidad, neutralidad, transparencia, etc. Y analiza las distintas escuelas dentro de las categorías estilísticas más generales. Así repasa el primitivismo, el expresionismo, el clasicismo, y el funcionalismo, atribuyendo a cada estilo una serie de cualidades. Así, para el primitivismo o los niños asigna: exageración, espontaneidad, actividad, simplicidad, economía, plana, irregularidad, redondez, colorismo. Para el expresionismo utiliza: exageración, espontaneidad, actividad, complejidad, audacia, discursividad, variación, distorsión, irregularidad, experimentación y verticalidad. El clasicismo lo denota con: armonia, simplicidad, representacion, simetría, convencionalismo, organización, dimensionalidad, coherencia, pasividad y unidad. Y para el funcionalismo: simplicidad, simetría, angularidad, abstracción, coherencia, secuencialidad, unidad, organización, economía, sutilidad, continuidad, regularidad, aguzamiento y monocromatismo.
Las implicaciones del caracter universal de la comunicación visual no se agotan en su uso como sustituto de la información verbal (recordemos que este texto está escrito en 1972, Dondis no podía entonces prever ni por asomo el nivel de saturación visual que alcanzaría la moderna sociedad de la comunicación). Se ha pretendido la creación de lenguajes visuales basados en pictogramas como el sistema Effel o el Isotype, sin un éxito notable más allá de las convenciones familiares derivadas de las señales de tráfico, u otros signos adoptados por convenio internacional por parte de una sociedad globalizada.
Si es cierto que mediante la percepción visual podemos llegar a formar en el recptor una experiencia de algo que el mismo no ha experimentado por su cuenta.
Aunque no lo recoge el libro de Dondis, y como la idea que extraigo finalmente de este texto, lo expresaría perfectamente lo que el locutor estadounidense de la segunda guerra mundial Walter Lippman denominó “el mundo externo y las imágenes en nuestras cabezas”. Lippman afirmaba: “Si no hemos tenido una experiencia de primera mano con lugares, personas o cosas, y sin embargo tenemos la sensación de que sabemos algo de todo eso, es que los medios nos han construido una forma de realidad”. Cuanto más uniforme y globalizado sea el lenguaje visual, y más pierda de las cacarcterísticas particulares de cada persona, pueblo o tribu, cuanto menos diverso sea, más facil será para los medios de comunicación construirnos realidades irreales, y en esas andamos.
En el primer capítulo aborda el tema de la importancia de la percepción visual y su preeminencia sobre otros medios de comunicación hablados o escritos. Para la autora es por medio de la vista por donde los seres humanos percibimos más y mejor el entorno que nos rodea y por tanto, no nos haríamos una idea del mundo si no fuera por el sentido de la vista.
Tal y como la experiencia visual es fundamental para aprehender el entorno humano, la dicotomía planteada tradicionalmente entre lo útil y lo bello, entre las artes aplicadas y las bellas artes se presenta como la primera barrera a salvar para una apreciación colectiva de todas las artes visuales, ya que, para la autora, no existe una marcada diferencia entre la sintaxis, la organización visual de los elementos, para una pintura, un grafismo o un diseño industrial. En estas afirmaciones de los miembros de la Bauhaus y anteriormente de los Prerrafaelitas, se basa la autora para afirmar que “el arte es uno” (como proclamaba el británico ideólogo del Prerrafaelismo, John Ruskin).
Es para Dondis la fotografía el arte que viene a confirmar estas teorias. Para ella la cámara fotográfica ha venido a acabar con la exclusividad que para el arte tenían aquellos que dominaban una técnica debida a una capacidad innata (como si a dibujar no se aprendiera o para fotografiar no fuese necesario dominar una técnica). Una vez que la autora ha dejado claro la necesidad de una alfabetización visual de creadores y receptores de mensajes visuales, comienza a desentrañar algunas de las características de los mensajes visuales.
La primera característica del mensaje visual es su relación con el significante, esta está basada en la experiencia del sujeto. La interpretación que hacemos ante un estímulo visual está basada fundamentalemnete en nuestra experiencia, amén de predisposiciones innatas a nuestra condición de seres humanos. Para Dondis, es la experiencia directa la que gobierna el nivel representacional de la inteligencia visual.
Elementos como la composición o el color son las piezas básicas de una sintaxis visual que comienza exponiendo a partir de elementos básicos (líneas y puntos), que crean en el observador sensaciones tales como el equilibrio, la tensión, el aguzamiento, la nivelación, etc.
El equilibrio está íntimamente relacionado con la posición del motivo respecto a los ejes horizontal y sentido o vertical. La expresión y la interpretación visual del proceso de estabilización y equilibrio es una constante inconsciente en el acto de crear y de ver. Este acto de proyectar los ejes sobre lo que vemos es más sencillo en formas regulares y más complicado en sujetos irregulares donde la posición y la distribución de los pesos tienen que guardar una relación pertinente.
La tensión aparece al romperse la armonía de esa relación inmanente entre sujeto y ejes visuales. Para la autora, la ausencia de tensión está relacionada con los conceptos de descanso y cesación, mientras que la presencia de una cierta tensión en la disposición de los elementos respecto a los ejes es homologable a la aparición de fuerza y dinamismo. Aunque Dondis atribuye más poder de atracción a los constructos basados en la tensión, arguye que no es mejor o peor aplicar tensión a la elaboración de entes visuales.
Nivelación y aguzamiento se derivan de este fenómeno de la tensión y la colocación de lementos de forma artera fuera del estado de equilibrio crea una cierta ambiguedad visual que transgrede la ley Gestalt de la simplicidad perceptiva y genera en el observador un estado de inquietud. El aguzamiento puede magnificarse por la preferencia del ojo a favorecer la zona inferior izquierda de cualquier campo visual. Así las decisiones composicionales a la hora de distribuir en ejes verticales y horizontales (arriba y abajo e izquierda y derecha), están sojuzgadas no sólo por las leyes de la tensión, sino por la presencia de determinados puntos de interés en la imagen fuera de los equilibrios básicos de ejes axiales y horizontales, como es el caso del cuadrante inferior izquierdo, que si bien presenta un aguzamiento respecto al centro nivelado, no genera tanta tensión como el cuadrante superior derecho. Este hecho, conjetural para la autora, lo da por cierto y coactivo composicionalmente.
La ley de Prägnanz de la teoría Gestalt denomina “buenas” a quellas organizaciones psicológicas en las que predominan la simetría, la regularidad y la simpleza. Es decir que la distribución de peso, tamaño y posición de los elementos en una composición será tanto más “buena” cuanto más regular sea respecto al eje axial que marca la bilateralidad.
La ley de agrupamiento constituye otro principio Gestalt de gran valor basado en la fuerza de atracción en las relaciones visuales. La existencia en una composición de varios centros de interés tiene distintos efectos según sea la distribución relativa de esos puntos dentro del encuadre. Hay construcciones compositivas en las que la tensión entre los puntos genera dispersión y en otras el efecto es sinérgico, generalmente cuanto más juntos están los centros de atracción, más fuerza toman, individualmente y en conjunto.
Este efecto de la ley de agrupamiento hace que diagramas sencillos formados por puntos, se relacionen entre si y generen en el observador la sensación de objetos complicados, ya que irracionalmente, en un diagrama de este tipo, el cerebro incorpora los elementos que faltan para aprehender una determinada imagen que inicialmente no estaba representada (similar a los dibujos de las constelaciones en el firmamento).
En ocasiones la imagen representada puede tener varios significantes, es el caso de algunas figuras negativo-positivo, que vistas de una forma rápida representan una figura y al prestar atención representan otra. Aunque la autora no hace referencia a ello, este tipo de ilusiones ópticas están basadas en el principio psico-físico y matemático conocido como la navaja de Ockham, principio de economía o lex parsimonia, que viene a decir que “la explicación más simple y suficiente es la más probable, mas no necesariamente la verdadera” (principio este atribuido a Fray Guillermo de Ockham sobre el año 1330 y que luego harían suyos pensadores actuales como John Locke, Thomas Hobbes, Carl Sagan o Humberto Ecco). En estos casos, como explica Dondis, existiendo una solución sencilla hay una segunda representación perfectamente visual, pero “escondida” para burlar la percepción.
La creación de mensajes visuales basados en una sintaxis requiere de la existencia de unos elementos básicos, un alfabeto visual, que nos permita “escribir” las imágenes de acuerdo con nuestra sintaxis visual. Elementos como el punto, la línea, el contorno, la dirección, el tono, el color, la textura, la escala y la dimensión, son los elementos básicos para Dondis en la creación de constructos visuales.
El punto es la unidad más sencilla, irreductible en su expresividad visual. Cuando vemos una gota, una estrella en el cielo o cuando hacemos una marca sobre un objeto para tomar una referencia, estamos empleando el punto como elemento visual. Cualquier punto, sea natural o creado por el hombre tiene un notable atractivo visual. Artistas como George P. Seurat aplicaron sin saberlo el principio de McLuhan en el que la participación y el compromiso visual que se dan en el acto de ver, forman parte del significado; y lo aplicaron al punto como elemento constructivo y como elemento del lenguaje visual. Para McLuhan y en cierta forma para Seurat, “el medio es el mensaje”
La línea, el contorno y la dirección vienen a ser un agrupamiento de puntos de forma tal que generan sensación de direccionalidad y división, atribuciones estas de elementos como la línea.
La línea es dinámica en su determinación y puede adoptar infinidad de formas. Mimética en la naturaleza, rara vez aparece como tal en ella, mismamente es el borde de una rama seca, o el cambio de tono en el horizonte de un paisaje. La línea es el elemento primordial para crear yuxtaposición entre los componentes que forman parte de una imagen.
El contorno viene determinado por la linea, el contorno crea la yuxtaposición entre el interior y el exterior, delimita lo contenido y es el continente cuando toma el protagonismo. Existen tres contornos fundamentales, a saber: el cuadrado al que se asocia con la torpeza, la honestidad y el esmero; el triángulo es la acción, el conflicto y la tensión; y el círculo que representa la calidez, la protección y el infinito.
Todos los contornos básicos son preceptivamente fundamentales y cualesquiera que sean las formas de un contorno, reunen características mixtas de los tres contornos básicos.
La dirección horizontal – vertical, como ya se comentó, representa la referencia primaria del ser humano respecto a su bienestar. Por contraposición la dirección diagonal es inestable y tiene un marcado caracter amenazador y subversivo. Las direcciones curvas hacen más referencia a conceptos tales como el calor, la repetición o el encajonamiento.
Vemos gracias a la existencia de la luz, pero la presencia de luz es relativa, no es uniforme y es la que crea que los objetos no los veamos como un todo plano, sino que presenten variaciones tonales, que generan bordes yuxtapuestos, líneas y contornos que nos ayudan a percibir las figuras gracias a la luz.
El tono no es absoluto, percibimos algo claro porque está próximo a algo oscuro y viceversa, podría decirse que el tono lo percibimos por comparación. De forma ordinaria se han establecido por la Bauhaus y otras escuelas trece grados de tono entre el blanco y el negro. Aunque Dondis no lo menciona por ser su libro anterior en el tiempo, el fotógrafo estadounidense Ansel Adams, desarrolló un sistema de zonas basado en diez tonos de gris entre el blanco y el negro, que sigue siendo el más usado en el medio fotográfico.
El tono se emplea como artificio para reproducir en un sistema bidimensional como el dibujo, la pintura o la fotografía, sensaciones que tienen que ver con el mundo tridimensional como distancia, masa, volumen... El tono es tan importante que visualmente aceptamos como representación de la realidad una visión monocromática de la misma (fotografía en blanco y negro por ejemplo).
El color es una de las experiencias visuales más intensas y penetrantes que percibimos y está cargado de valiosísima información. Es por tanto una herramienta fundamental para los comunicadores visuales.
Hay muchas teorias del color. El color, tanto de la luz como del pigmento, se comporta de manera única, pero el conocimiento del color en la comunicación visual va poco más allá de la recogida de observaciones de nuestras reacciones ante el. La estructuración más sencilla del sistema de colores está basado en la rueda cromática, el matiz, su saturación y su brillo. Dondis realmente no profundiza mucho en el color, se queda en un repaso superficial de las teorías cromáticas de Goethe y Ostwald.
La textura es un elemento visual que se emplea con profusión como “doble de cine” de las cualidades aportadas por el sentido del tacto. La textura está relacionada con la composición de una sustancia a través de diminutas variaciones en su superficie y su reflejo de alguna forma en el artificio visual de la imagen aporta otra cualidad más del referente que sólo podemos apreciar tocándolo. La textura visual ayuda al individuo a reconocer la textura tactil ya que el tacto es un sentido bastante deprimido en los seres humanos.
La escala y el tamaño están definidos por la capacidad de los objetos de modificarse los unos a los otros. Grande y pequeño no son términos absolutos y se deben a la simple comparación. El tamaño es relativo. Un objeto tiene un tamaño dependiendo de la escala en la que se encuentre con el cuadro de la figura o con otros objetos que formen parte de la composición.
Existen algunas fórmulas proporcionales sobre las que basar una escala, desde las proporciones exactas “en cabezas” de las esculturas clásicas a la sección aúrea o a otras distribuciones basadas en la sucesión de Fibonacci (a esta última no hace mención Dondis).
La realidad es la experiencia visual por excelencia, básica y predominante. Desde la realidad al símbolo pasando por la maqueta tridimensional, la fotografía y el dibujo, conseguimos ir eliminando capas a fin de vislumbrar al final del proceso la estructura simple que para nuestro entender es el referente, penetramos en la anatomía del lenguaje visual.
El proceso de abstracción puede o no guardar relación estructural con la simbolización, especialmente cuando el símbolo es debido a una atribución arbitraria. Los múltiples niveles de expresión visual, entre los que figuran la representacionalidad, el símbolismo y la abstracción ofrecen al creador multiplicidad de opciones en lo referente al estilo y los medios aplicables a la resolución y creación de construcciones visuales.
Aunque pueda parecer que una formulación visual abstracta es mucho más profunda que la representacional, en tanto en cuanto la abstracta contiene los elementos básicos y la representacional está sólo decorada con elementos superficiales, cualquiera de ellas, incluso la más representacional e hiperrealista convive en su sustento con una estructura de elementos simples que constituyen su propia abstracción.
El proceso de creación de un mensaje visual consta de una serie de pasos que van desde los primeros bocetos hasta la elección y decisiones finales. La clave de la creación de estos mensajes es que el receptor del mismo debe hacer el camino inverso, ir desde lo más elaborado a los trazos más simples, si lo que creador y receptor perciben en este estadío básico es similar, la transmisión del mensaje habrá sido correcta.
En comunicación visual no podemos desarticular la relación entre contenido y forma como ocurre en otras artes como la literatura o la música. En nuestro caso volvemos ha retomar la frase de McLuhan “el medio es el mensaje”. La forma cambia sutilmente de un medio a otro, del diseño de un cartel a un periódico. Un mensaje se construye siempre con el fin de comunicar, dirigir, instigar... y esto exige de una habilidad. La composición es el medio interpretativo destinado a controlar la reinterpretación del mensaje por su receptor.
Aspectos más relacionados con el diseño gráfico y las técnicas de comunicación visual son expuestas en los capítulos seis y siete, en estos la autora ejemplifica de forma práctica los conceptos de equilibrio, tensión, simetría, regularidad, fragmentación, exageración, predictibilidad, neutralidad, transparencia, etc. Y analiza las distintas escuelas dentro de las categorías estilísticas más generales. Así repasa el primitivismo, el expresionismo, el clasicismo, y el funcionalismo, atribuyendo a cada estilo una serie de cualidades. Así, para el primitivismo o los niños asigna: exageración, espontaneidad, actividad, simplicidad, economía, plana, irregularidad, redondez, colorismo. Para el expresionismo utiliza: exageración, espontaneidad, actividad, complejidad, audacia, discursividad, variación, distorsión, irregularidad, experimentación y verticalidad. El clasicismo lo denota con: armonia, simplicidad, representacion, simetría, convencionalismo, organización, dimensionalidad, coherencia, pasividad y unidad. Y para el funcionalismo: simplicidad, simetría, angularidad, abstracción, coherencia, secuencialidad, unidad, organización, economía, sutilidad, continuidad, regularidad, aguzamiento y monocromatismo.
Las implicaciones del caracter universal de la comunicación visual no se agotan en su uso como sustituto de la información verbal (recordemos que este texto está escrito en 1972, Dondis no podía entonces prever ni por asomo el nivel de saturación visual que alcanzaría la moderna sociedad de la comunicación). Se ha pretendido la creación de lenguajes visuales basados en pictogramas como el sistema Effel o el Isotype, sin un éxito notable más allá de las convenciones familiares derivadas de las señales de tráfico, u otros signos adoptados por convenio internacional por parte de una sociedad globalizada.
Si es cierto que mediante la percepción visual podemos llegar a formar en el recptor una experiencia de algo que el mismo no ha experimentado por su cuenta.
Aunque no lo recoge el libro de Dondis, y como la idea que extraigo finalmente de este texto, lo expresaría perfectamente lo que el locutor estadounidense de la segunda guerra mundial Walter Lippman denominó “el mundo externo y las imágenes en nuestras cabezas”. Lippman afirmaba: “Si no hemos tenido una experiencia de primera mano con lugares, personas o cosas, y sin embargo tenemos la sensación de que sabemos algo de todo eso, es que los medios nos han construido una forma de realidad”. Cuanto más uniforme y globalizado sea el lenguaje visual, y más pierda de las cacarcterísticas particulares de cada persona, pueblo o tribu, cuanto menos diverso sea, más facil será para los medios de comunicación construirnos realidades irreales, y en esas andamos.
La Sintaxis de la Imagen. Introducción al Alfabeto Visual.
Donis A. Dondis – 1972 – G.Gili Editores. Barcelona
Resumen por Jorge Luis Garrido Barragán
Donis A. Dondis – 1972 – G.Gili Editores. Barcelona
Resumen por Jorge Luis Garrido Barragán
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